Declaro, en absoluto, la guerra contra la carne y el alcohol Mediante la dieta de frutas y una alimentación moderada, estos grandes males disminuyen radicalmente. Pero si uno encuentra imposible abandonar la carne y el alcohol, pero los ingiere en forma moderada, se encuentra en mucho mejor posición que el vegetariano tragón. El americano Fletcher ha demostrado esto con claridad meridiana en el extraordinario éxito que ha alcanzado; tal éxito queda explicado en mis experimentos, los cuales ponen de manifiesto que una persona se hace más eficiente y goza de mejor salud, si come lo menos posible. ¿No son los más pobres los que, por regla general, alcanzan edad más avanzada? ¿No fueron pobres, es decir, comieron poco, los grandes descubridores e inventores? ¿No fueron ascetas los profetas, los fundadores de religiones, etc., los hombres más eminentes de la humanidad? ¿Es cultura comer tres veces al día y es progreso social el que el trabajador coma cinco veces durante el día y después se atiborre de cerveza a la noche? Si el organismo enfermo se puede regenerar no comiendo, la lógica conclusión es que, para conservarse sano, fuerte y activo, el organismo sano necesita poco alimento.
Todos los llamados milagros de los santos tienen su origen en el ascetismo y, si son hoy imposibles, se debe a la simple razón de que, aunque se reza mucho, se practica poco el ayuno. Esta es la única conclusión de esta controversia. No tenemos ya milagros porque ya no hay santos; es decir, hombres santificados y curados por el ayuno y el ascetismo. Los santos brillaron por si mismos o, como se dice en lenguaje moderno, eran equilibrados y activos, no por gracia especial, sino porque gracias a su ascetismo estaban "divinamente" sanos. De paso, quiero mencionar que yo mismo he llegado a emitir efluvios eléctricos visibles; pero sólo gracias a energías solares externas e internas (baños de sol y alimentos de la "cocina solar", las frutas).
Arnold Ehret de su obra Ayuno Racional.



